POR CARLOS JARAMILLO VELA
• Huachicol del agua: corrupción y falta de gobernanza en el sector hídrico.
• Salinas Pliego: pedirá a la CIDH la justicia que le niega el Estado mexicano.
• Epigmenio Ibarra: un intento por salvar a Morena del desprestigio.
Se ha dado la noticia respecto a la incautación hecha por las autoridades en el Estado de México, para desmantelar redes dedicadas al llamado huachicol del agua, es decir, a la obtención y comercialización ilícita de agua potable. Este tema revela la corrupción que desde años atrás padece el sector hídrico del país, ante la negligencia y complicidad de funcionarios. Esta irregular actuación en la que han incurrido tanto servidores públicos como particulares ha causado perjuicio a las aguas superficiales y subterráneas de la nación, mismas que actualmente se encuentran seriamente mermadas y deterioradas debido a factores como el cambio climático, la sobreexplotación y contaminación. En síntesis, se ha llegado hasta esta crítica situación por la falta de honestidad, control y gobernanza.
El conflicto fiscal suscitado entre el conocido empresario mexicano, Ricardo Salinas Pliego, y el Gobierno Federal de México, ha sido abordado por los medios de comunicación en virtud de la controversia que genera. El meollo del asunto es la negativa de la administración de Claudia Sheinbaum a reconocer un supuesto acuerdo de pago que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hizo con el magnate televisivo. Tal renuencia ha orillado al consorcio de Salinas a anunciar que recurrirá a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para exigir la intervención de este órgano debido a que el desconocimiento del citado acuerdo por parte del Estado mexicano implica una violación a su derecho al debido proceso.
Este controversial caso podría ser emblemático pues tal vez se convierta en un parteaguas que indique la ruta que en el porvenir seguirían muchos otros juicios, pues ante la subordinación del Poder Judicial bajo los designios del Poder Ejecutivo, es previsible que en lo sucesivo se emitan sentencias injustas y violatorias de los derechos humanos, lo cual obligaría a los justiciables a recurrir a instancias internacionales como la CIDH, para obtener la justicia que eventualmente les sería negada en su propia patria. Tristemente hacia allá conduce la izquierda a la nación.
Recientemente se dio a conocer la inserción de Epigmenio Ibarra en la estructura directiva de Morena. El ideólogo izquierdista y fiel colaborador de Andrés Manuel López Obrador desarrollará funciones de supervisión estratégica de los perfiles de personas afiliadas al partido. Su incorporación a la dirigencia partidista de la institución política creada por el expresidente podría interpretarse como una encomienda para evitar el desmoronamiento interno de ese partido, cuya imagen ha comenzado a desprestigiarse ante los señalamientos de corrupción contra algunas de sus principales figuras y aliados, como el Secretario General, “Andy” López Beltrán, el coordinador de senadores morenistas Adán Augusto López López, el diputado Ricardo Monreal, el Secretario de Educación, Mario Delgado, el ex presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, e incluso el mismo expresidente López Obrador cuya gestión gubernamental se caracterizó por graves y trascendentes desaseos administrativos.
Así, Epigmenio Ibarra llega a Morena con la venia de su padrino Andrés Manuel, y con la instrucción de salvar del naufragio a una institución cuyos más encumbrados militantes no están dispuestos a predicar con el ejemplo, pues viven y actúan a contracorriente de los principios que profesa su discurso populista.
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Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.