Para ubicarnos mejor es conveniente recuperar algunos antecedentes a la visita.
A estas alturas hay gente –la menos-, que sigue pensando en tiempo pasado, en el sistema anterior, por lo cual compara la forma de aquellos gobiernos con el actual. Nada más lejano de la realidad.

Cuando se aprobó la Ley Federal de Ingresos para 2022, desató la oposición su campaña de desprestigio y odio contra el contenido social del presupuesto, comparándolo con el enfoque clasista de privilegiados, en favor de los poderosos, como eran los presupuestos anteriores.

Inundaron los medios de información tradicionales –incluso pagados algunos-, con datos tendenciosos donde aseguraban que para Chihuahua no había nada, que AMLO no quería a Chihuahua y mil tonterías más.

Hoy día la secretaría BIENESTAR está ejerciendo en Chihuahua programas sociales que jamás se habían aplicado universalmente, prueba de ello son 624 mil personas que reciben un apoyo real y directo, de los cuales 253 mil son adultos mayores que bimensualmente aceptan merecido reconocimiento, haciendo importante aclaración, son recursos tangibles al margen del presupuesto de egresos de gobierno del estado, ¿Esto es no querer a Chihuahua?

Decíamos anteriormente que, si estas cifras no se entienden, entonces la oposición no entiende nada.

Efectivamente, en 2019 la federación le asignó a Chihuahua, en el sector salud, un presupuesto de un mil, 465 millones, 996 mil 617 pesos, y en el año 2021 le asignó un mil, 294 millones, 126 mil 303 pesos, es decir una disminución de 171 millones, 870 mil 314 pesos. Como estos presupuestos se elaboran en los últimos días del año, el presupuesto para 2022 aún no aparece.

Ahora, en su reciente visita a Chihuahua López Obrador echó la casa por la ventana.

En cuestión de salud pública aceptó que tiene cuentas pendientes con los chihuahuenses y se comprometió saldarlas antes de finalizar 2023.

En su visita a Juárez, recordó que aquí había sido inaugurado lo que pretendía ser un Hospital de Especialidades, el cual no pasa de ser un cascarón en obra negra muy bien cobrado-vendido por César Duarte.

Lo trascendente para este hospital es el compromiso de inyectarle DIEZ MIL MILLONES de pesos para terminarlo, equiparlo y dotarlo de personal médico especializado con su correspondiente equipo de enfermería y servicios auxiliares completos. Esto equivale a más de seis veces y media el presupuesto en salud ejercido en
Chihuahua en 2019. Esta inversión no la contempla el presupuesto de egresos de gobierno del estado para el 2022. ¿Esto es no querer a Chihuahua?

Si usted se pregunta de dónde obtiene los recursos AMLO para esta gran obra –a la cual la derecha ramplona también pudiera considerarla faraónica como otras del sureste, o, decir que nadie la va usar-, le invito leer la página 78 en el libro A LA MITAD DEL CAMINO que a la letra dice: “Hemos ahorrado, en dos años ocho meses, un billón 400 mil millones de pesos en compras y contratos (…) disminuyendo drásticamente la defraudación fiscal y otras malas prácticas dañinas que proliferaban en la Hacienda Pública en el antiguo régimen”, gracias a la política de austeridad republicana combatiendo la corrupción y la impunidad.

Como daño colateral de la pandemia, diría el clásico, vemos con tristeza a mercaderes de la salud haciendo su agosto al promover amparos para que grupos de menores de edad sean vacunados antes de la agenda nacional, acusando al gobierno federal y especialmente a la secretaría de Salud de negligente.

Pareciera obvio decirles a ellos y la gente que nuestro país se ubica dentro de los primeros siete puestos a nivel global en el proceso de vacunación, por encima de algunos países de primer mundo. La relación de nuestro gobierno con fabricantes y gobiernos propietarios de fórmulas biológicas hace posible que hayamos recibido existencia cercana a los doscientos millones de dosis disponibles, sólo que el carácter mercantil de grupos privados se impone por encima del principio científico de la salud.
Cd. Delicias, Chih., diciembre 15 de 2021.