Si partimos del hecho que estamos pasando por “un cambio de época y demostrando que es factible una “revolución pacífica”, un cambio de fondo en las estructuras sociales sin un disparo, y ni tan siquiera un vidrio roto, todo en forma democrática, una transformación histórica, lograda mediante grandes concentraciones públicas y lo más importante, a través del voto popular y respetado”, dice Bernardo Bátiz V., jurista, abogado, escritor y político mexicano, miembro del Consejo de la Judicatura Federal, egresado de la UNAM.

Si estamos haciendo una revolución pacífica, que incluye hacer cambios en todos los frentes de la vida, esto nos lleva a modificar ideas, conductas, decretos, actitudes y conceptos tradicionales, fuera de lo común.

Si utilizáramos las mismas leyes que discriminan a las mujeres, los decretos ofensivos, las mismas actitudes, los mismos conceptos usados por los gobiernos conservadores, dejaría de ser revolución de las conciencias, como es conocido este proceso transformador.

No debemos olvidar que venimos de una cultura misógina y machista contra las mujeres y que con la llegada de la primera PresidentA, llegan al poder más del 51.4 por ciento de la población con derechos de mujer.

Entonces, decir presidente a una señora sería utilizar las mismas reglas de la Real Academia Española y los conceptos tradicionales, de uso común.

Si estamos en una nueva época, en una revolución de las conciencias, es muy lógico utilizar nuevos conceptos como ComandantA de las fuerzas armadas, IngenierA, abogadA, MinistrA, MédicA, PresidentA y todas las profesiones que se rigen por las Leyes de la Dialéctica en los conceptos, a pesar que lastimen castos tímpanos en castos oídos de eruditos en la materia.

Cd. Delicias, Chih., octubre 7 de 2024.